sábado, 25 de enero de 2014

La importancia de hablar en + (II)


Siguiendo el tema que comenzamos en el post anterior continuamos hablando sobre la importancia de hablar en positivo, pero en esta ocasión lo hacemos analizando las consecuencias que puede tener en nosotros mismos.

Existe una relación directa y bilateral entre nuestro pensamiento y nuestro lenguaje, influenciando el uno al otro y viceversa.


Tal y como demostró Vygotsky, el habla y el pensamiento provienen de distintas raíces genéticas y se desarrollan a lo largo de líneas diferentes, pero entorno a los dos años de edad se unen y ya no se pueden separar.

Normalmente, nuestro lenguaje representa el estado de nuestros pensamientos. Es decir, cómo pensamos o sentimos  determina nuestro lenguaje.

Lo interesante es que, al revés, sucede lo mismo. El lenguaje que utilizamos tiene la capacidad de llegar a modificar nuestro pensamiento y nuestros sentimientos.

Es como los mantras. A base de repetir lo mismo terminamos creyéndolo. Se hace real.


"El pensar sirve al habla, el habla sirve al pensar"


Estas afirmaciones me llevan a recordar la profecía autocumplida, el llamado también: Efecto Pigmalión. Suena a exoterismo, pero no lo es.

Aunque se encuentran ejemplos ya en la Antigüedad, y en India es un pensamiento común, para los occidentales no llegó hasta que, a principios del S XX, el sociólogo Robert Menton desarrolló la teoría de la profecía autocumplida:

“La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación, la cual despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera»”

La gente no reacciona simple y objetivamente a cómo son las situaciones, sino a la manera en que perciben tales situaciones, y al significado que le dan a las mismas.


Este significado que le otorgamos puede cambiar nuestra realidad.

Lo fundamental no es lo que sucede en el mundo, sino lo que me pasa a mí con lo que sucede en el mundo.
Según nos contemos a nosotros mismos cuál es nuestra realidad condicionaremos inconscientemente nuestra conducta; y esto terminará por generar un efecto en la realidad.


Los hechos, las circunstancias, ahí están. Como tú decidas afrontarlos será lo determinante. Lo que marcará la diferencia.

Nuestro lenguaje es  consecuencia de esa elección; a la vez que  herramienta para modificarla. Es el medio por el que se la comunicamos a nuestro pensamiento.

Hablate en positivo y las cosas comenzarán a ir mejor.

Me despido hoy con una nota de humor, citando a una vieja amiga, a la cual creo que veremos bastante por este blog...



"Comienza tu día con una sonrisa y verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo"






Saludos.


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